CAPITULO
1
TODA
mujer desdeñada necesitaba un nuevo comienzo y lali había volado desde Sídney a
Vancouver para tenerlo.
Ahora ya ni nada ni nadie
podrían interponerse en su camino. Tenían que dejarlo intentarlo.
Se coloco la chaqueta de su traje, se estiro la falda y se acerco al
mostrador de la recepcionista, un semicírculo de mármol negro con las palabras:
algo salvaje grabados en la parte delantera con grandes letras
plateadas.
Lali:
hola soy lali esposito he venido a ver al señor lanzani
La
recepcionista, una fría rubia que parecía salida de una portada del Vogue,
le señalo una
silla cercana
¿?????:
Siéntese. Le diré al señor lanzani que está aquí
Ignorando
los nervios que atenazaban su estomago, se sentó en el borde de la silla para
no arrugarse la falda. Por suerte. Había tenido la sensatez de llevar algunos
de sus trajes de diseño antes de huir de su antigua vida, y el hecho de llevar
su ajustado traje negro de raya diplomática le dio algo de estabilidad a su
mundo, que había quedado patas arriba había unas semanas. Su mente se dejo
llevar por los recuerdos durante una milésima de segundos… ¿solo habían pasado tres semanas
desde que había descubierto que las personas en las que había creído le habían
mentido?¿que la gente que más admiraba, la gente que quería, estaba viviendo
una farsa?
Sintió
calambres en los dedos por estar sujetando el bolso con tanta fuerza, y decidió
ignorar esos recuerdos; sobre todo ahora que tenía que enfrentarse a esa
entrevista. Su futuro dependía de ello
Mas
le valía concentrarse en ensayar mentalmente el discurso que soltaría, en
revisar cada detalle que había aprendido de algo salvaje, la empresa de
renombre mundial famoso por sus viajes por los rincones más inexplorados de
Alaska. Gracias
a Agustín lanzani, el célebre ejecutivo que la había entrevistado en Australia
como parte del elaborado proceso de selección, tenía una oportunidad de
conseguir el trabajo. El había dejado claro que la empresa de su hermano, algo
salvaje, aceptaba muy pocos candidatos y que esperaba lo mejor de sus
empleados; de modo que ahí estaba, dispuesta a impresionar al director de la
compañía, a conseguir su primer empleo y a dar un paso de gigante por el camino
que la llevaría a alcanzar su sueño.
Su sueño. No el de sus padres. No el de su ex prometido. El suyo
¿¿¿¿¿:
El señor lanzani la recibirá ahora. Pase por esa puerta
La
recepcionista señalo detrás de su hombro izquierdo y lali se levanto y le dio
las gracias con una sonrisa y fingió una valencia que no sentía, a pesar de
estar deseosa de dar el primer paso hacia la reconstrucción de su vida.
Después
de empujar la pesada puerta de cristal, entro en otra sala de espera que daba a
un interminable pasillo. Se quedo de pie unos minutos rodeada por un silencio
que la intimido más de lo que quería admitir, pero no había recorrido medio
mundo para sentirse frustrada en ese punto, ¡ni hablar! Ese empleo era suyo,
costara lo que costara. Sin embargo, a medida que pasaban los minutos, su
impaciencia aumentaba.
Había
sido una persona impaciente desde que podía recordar: mientras esperaba a que
llegaran los cincuenta invitados e su sexto cumpleaños al luna park; mientras
esperaba que le regalaran su primer poni, su primer piano, su primer viaje a
Disneylandia, todo ello antes de que cumpliera los diez años. Mientras esperaba
a tener su propia sala de cine con aparatos de última tecnología cuando apenas
era una adolecente, y después, mientras
esperaba a tener su primer porsch, su primer purasangre y hasta poco,
mientras esperaba a que el hombre de sus sueños se casara con ella para el
final terminar descubriendo que ese mismo hombre se había convertido en su peor
pesadilla.
Lo suyo no era esperar. Ahora por fin tenía una oportunidad de hacer
bien las cosas, de hacer las cosas de otro modo, de seguir sus propios sueños.
¡Al cuerno con esperar! Había llegado el momento de actuar. Con los
labios cerrados en un gesto de exasperación, recorrió el pasillo a la vez que
se fijaba en los despachos vacios que iban mermando su paciencia.
¿????: Puedo ayudarte
se giro y el pulso se le acelero. Que la pillaran fisgoneando en su posible
nuevo trabajo no era un buen comienzo. Con la esperanza de salir de apuros,
sonrió y levanto la mirada, y al ver a ese tipo delante de ella el ritmo de su
pulso aumento más todavía.
<<hombre
más bueno. Hombre más bueno>> esas fueron las palabras en mayúscula que
se le pasaron por la cabeza; tan grandes como las del cartel de Hollywood que había visto en los ángeles cuando era
pequeña, cuando su vida había estado libre de preocupacione ese hombre tenía un rostro anguloso, unos esculpidos pómulos y una
mandíbula afilada. Rezumaba poder y parecía que había salido de una valla
publicitaria que anunciaba ejecutivos atractivos, capto la breve imagen de un
cabello negro, unos brillantes ojos verdes, un amplio pecho y un traje de chaqueta
azul marino, antes del que el rostro de hombre volviera a requerir su atención,
sin embargo le costó mucho apartar la mirada de ese pecho….un pecho que sería
la envidia de superman ¿de verdad los
hombres tenían unos pechos así de esculpidos? Hasta ahora había dado por hecho
que era fruto de la imaginación de alguna creadora de comics, de alguna
creativa y muy imaginativa creadora de comics.
De nuevo sintió el estomago agarrotado, y supuso que se debía a los
nervios previos a una entrevista de trabajo. De ningún modo su reacción podía
ser una respuesta hormonal ante un tipo que tendría montones de mujeres cayendo
a sus pies solo con guiñar unos de eso verdes ojos. Ella ya se conocía a esa
clase de hombros ¡y tanto que los conocía!
continuara..............................
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